Adiós Perro Juan



Adiós Perro Juan

Bueno amigos, por el título del blog imaginareis de qué va la historia,

Ayer 16 de diciembre de 2008, me toco vivir una de los momentos más amargos de mi vida.

Hace 4 días Juan dejo un plato de pienso intacto, algo raro en el, ya que en invierno suele comer mucho para obtener las calorías suficientes para no pasar frio, pero no le di mucha importancia, a veces tiene el estomago revuelto y se desgana

Al día siguiente ya por la noche, seguía sin comer y me resulto muy raro, le abrí un paquete de salchichas, que nunca suelo comer las compro para él y se las di, se las comió casi sin masticarlas como es habitual en él así que le di otro y al ver que su apetito estaba bien pues no le di más importancia.

El tercer día seguía sin comerse su pienso y volví a darle salchichas, pero le encontré bastante apagado, de la gente que vino ese día a mi casa todo el mundo coincidió en el mismo comentario “Juan esta raro” ya que no hacía mucha fiesta, ni gruñía cuando intentabas entrar a mi casa.

Llego el cuarto día, Juan ni siquiera quería levantarse para ir a la calle, él plato de pienso seguía allí, pero Juan ya no quería salchichas, lo único que quiso por la noche fue un poquito de jamón de york, eso me dejo bastante preocupado y me acosté pensando en llevarlo al veterinario en cuanto me levantara.

El quinto día por la mañana, Juan seguía sin quererse levantar para salir, aunque le abriera la puerta de la furgoneta, su vehículo favorito ya que si se monta la mayoría de las veces quiere decir que se viene de viaje, odia quedarse en casa cuando me voy de conciertos. Recogí a Oscar y nos fuimos al veterinario, los 50mts que separaban la furgoneta de la puerta de la consulta, Juan los ando tambaleándose, le costaba mantener el equilibrio mientras levantaba la pata para hacer pipi, perdió el pie y casi se cae, lo cogí en brazos y entramos en la clínica.

Presentaba un cuadro de deshidratación serio, así que optamos por dejarlo ingresado, con goteo de suero, mientras empezaban a hacerle pruebas, de riñón, sangre, etc…

Presentaba un nivel muy alto de glóbulos blancos, que quiere decir que hay alguna infección grande y el cuerpo saca sus defensas, en cambio los rojos estaban muy bajitos, que son los que llevan el oxigeno al cuerpo, al oscultarlo la doctora, me dijo que Juan tenía un soplo y arritmia en el corazón, optamos por dejarlo allí que estaba relajadito con su suero y que le siguieran haciendo pruebas, mientras, me fui a la oficina a mandaros los pedidos que nos hacéis cada día por la tienda on line, al poco rato me llamarón de la clínica y me dieron la noticia.

En una radiografía que le habían hecho a Juan, habían detectado un tumor enorme que ocupaba todo el vientre y originaba, el problema cardiaco, la infección alimentaría y todo lo demás, y que un corazón con esa edad y esos problemas no iba a aguantar una operación de esa magnitud, no había más opciones.

Me quede encerrado en el baño, buceando en lágrimas, no podía creérmelo.

Cuando logré recomponerme un poco, llame a la Anita y le conté la película, fui a recogerla, me acompañó Oscar, el Talega e Inés que acaba de llegar y se encontró el pastel.

Me guarde en el bolsillo dos de sus juguetes preferidos, que siempre daba la casualidad que se los regalaba su Anita.

Llegamos y allí estaba echadito con su goteo, entramos todos a despedirnos de él y se incorporo para vernos, nos despedimos uno por uno y le dimos sus juguetes, una pelota irrompible y un muñeco de plástico cabezón “el cabezuelo” que siempre lo llevaba en la boca cuando yo llegaba casa y se ponía contento.

Llego el momento, todo el mundo se salió fuera, menos yo y mi hermano Oscar que se quedo conmigo en todo momento.

Le inyectaron un calmante e hizo su ultimo amago de fiereza intentando morder a la doctora, y seguidamente recostó su cabeza en mi brazo, luego le administraron la inyección letal, mientras yo le recordaba todo lo bueno que había sido en la vida y todo lo que ha supuesto para mi nuestra vida juntos.

Su corazón dejo de latir y su luz se apago para siempre sobre mis brazos.

Solo intento consolarme en el pensamiento de que no sufrió un largo final y se fue pensando que se dormía.

Su luz siempre estará dentro de mí, ya que con el he vivido la mayoría de mis experiencias en la vida, siempre ha estado conmigo, desde casa de mi madre, en Pino Montano, en el centro en pisos de 40mts y sin ventanas, y finalmente tuvo un patio enorme solo para él.

Llevó una vida plena, viajo por toda España y parte de Portugal, conoció el mar, el campo, los lagos, la nieve, durmió de incognito en los hoteles, nunca fue atado con correa y llevaba collar por que quedaba bonito, no había que hablarle en alemán para que te entendiera, bastaba con decirle “illo cabeza coge el juguete” o para cruzar la carretera le decías “espera” y se paraba “dale” y cruzaba, su inteligencia y su carácter marcaban la diferencia sobre los demás perros, su mirada noble y su fiereza, se batió con perros de todas las tallas y razas y no conocía casi la derrota, hasta hemos llegado a pelearnos juntos, contra personas y contra otros perros, y no es que yo llevara mi perro a pelear, me parecen patéticos esos comportamientos, pero el cabrón estaba en la calle, me cogía la vuelta y lo próximo que se escuchaba era una pelea de perros al doblar la esquina, y salir corriendo con las piernas flojas porque sabía que era mi cabezón, en su juventud odiaba a los perros porque creo que siempre se sintió más persona que perro, siempre quería estar donde estábamos los colegas y cualquiera de ellos podía sacarlo a la calle, él se iba contigo y te obedecía como si fueses conmigo, porque yo le había dejado salir con esa persona, lo conoció todo de mi, abrió una sucursal en su amor cuando llego Ana y la quiso como yo mismo la quiero, si yo estaba de conciertos, no te acercaras por la noche a la Anita si él no te conocía, se acostumbro a todos los cambios de mi vida sin rechistar, el lo único que pedía era estar cerca de mí.

Admitió que entraran dos gatos en mi casa y también los quiso, nunca intente ser su dueño, solo que tuviera una vida feliz y enseñarle algunas reglas de comportamiento, pero era un perro con mucha libertad, el era la lealtad en estado físico, un físico que ya gano premios de belleza cuando tenía un añito, su pelo rubio, sus ojos color miel con los rabillos pintados y su inmensa trufa, que nosotros le decíamos que era una nariz de cuero que le habíamos comprado en los hippies.

Era un perro que siempre levantaba los mismos comentarios a su paso, “que bonito es y tiene cara de bueno” una bondad imposible de explicar con palabras.

Nunca me olvidare de él, nunca, siempre me quedaran sus fotos, sus videos y un pedazo de cuadro que me pinto el Fafa en un lienzo enorme y que preside el salón de mi casa.

Por 12 años de felicidad, siempre en mi corazón

El Perro Juan

PD: Siento que sea una historia tan triste, pero me desahoga bastante compartir esto con vosotros, ya que sé que mucha gente quería Al Perro Juan, y le aclamaba en los conciertos incluso tenía su club de fans, gracias.

Desde que soy pequeño vengo observando que hay alguna fuerza superior que nunca me deja ser feliz del todo y me quedo con una espinita, el dolor de que se dé buena fe, que a Juan le habría encantado conocer y cuidar a mi futura hija que tiene que nacer entre esta semana y la que viene y que llevara el nombre de Ana Lucia.